El tiempo de la Misión: que no callen Su voz en ti.

Evangelio Domingo 26 de enero 

San Mateo 4,12-23. 

Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. 
Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, 
para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: 
¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! 
El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz. 
A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca". 
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. 
Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". 
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. 
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. 
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron. 
Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente. 

 

 

 

REFLEXIÓN

Quienes encarcelan al Bautista, pretenden con esto silenciar el llamado que Dios les dirige a la conversión, al cambio de una vida de pecado, por  la práctica del bien desde una convicción profunda que brote del corazón. La misión de Juan llega a su fin y  Jesús, siempre atento a los signos de los tiempos, ve en esto una señal. Ya era el tiempo de su misión.  Juan era quien preparaba los caminos para la llegada del Salvador, el Verbo encarnado, la Palabra Viva. Ahora,  ya era el tiempo del amor de Dios manifestado en su propio Hijo, quien  de manera personal  llamaría a todos a la conversión y a algunos a seguirlo de manera total como discípulos.         Primero los invita a seguirlo para formarlos y así después poder ser enviados. Primero el ser y luego el hacer. Este es el plan que Dios tiene para tu vida mediante un llamado personal.  El te llama por tu nombre y baja a tu realidad. Quiere estar en intimidad contigo para amarte y formarte y luego tocar corazones, sanar enfermos y hacer nuevos discípulos a través tuyo.    ¡Qué importante es que las palabras que Él te dirige no queden en una celda! Aquellas situaciones, personas o cosas que pretenden silenciar Su voz deben ser una señal para ti.     Que cuando pretendan callarte puedas descubrir  que ya es el tiempo de tu misión. Cristo está caminando hacia ti para llamarte por tu nombre y enviarte de manera especial. Él siempre está dando oportunidades. No te desanimes. Tu Salvador ha pronunciado tu nombre y espera ahora tu respuesta.  Que como los pescadores a orillas del mar de Galilea, encuentres en Él la fuerza y el entusiasmo necesario para dejar atrás el pasado y responder alegremente  a Su llamado.  Tu misión te espera y vale la pena. Dios te bendice.-MJRP - Ministerio Católico Jesús Rey de la Paz