¿Qué esperas de Jesús?

Evangelio Domingo 15 de Diciembre- San Mateo 11,2-11 

 Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: 

"¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?". 
Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: 
los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. 
¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!". 
Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 
¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes. 
¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. 
El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino. 
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él. 

 Fuente: Evangelizo.org 

REFLEXIÓN

 Juan el Bautista era  primo de Jesús, se había criado con Él y habían compartido juntos muchos momentos de la vida diaria.  Los dos eran muy cercanos  y hasta entonces, no había nada espectacular en Jesús que llamara la atención como para fijarse en Él.  Juan por su parte, anuncia la proximidad del mesías y  trae sobre sus espaldas las antiguas profecías llenas de simbolismos y expresiones   que describían a un Salvador poderoso, que triunfalmente irrumpiría en la historia del pueblo judío. Juan  podía imaginarlo y anunciarlo. Pero cuando el maestro se presenta como el mesías esperado, todo lo vivido por Juan  contrasta con los grandes anuncios de los antiguos profetas.  Jesús no se había manifestado con ejércitos, ni venía desde las nubes como un temible guerrero . La dura realidad del pueblo tampoco había cambiado y como si esto no fuera suficiente, el Bautista es encarcelado. Precisamente desde este lugar, la cárcel,  es donde desconcertado se cuestiona y le pregunta: "¿eres tú?". Juan se encontró ante una piedra de tropiezo: su propio criterio y concepción de los hechos .  Jesús, entonces, lleno del Espíritu Santo, le envía una respuesta iluminadora y reconfortante, poniendo en presente lo anunciado por el profeta Isaías:  

 “Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo”   Is. 35, 5-6a    y   “El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. El me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros” Is. 61, 1. .

Ahora Juan, cree y confía. Sabe que su sacrificio vale la pena. Jesús no deja lugar a  dudas sobre su identidad y misión como el mesías esperado, ni tampoco sobre el mensajero que le precede.  Estas palabras fueron escuchadas por los presentes y hoy como ayer, nos dice a tí y a mí: ¿qué esperas ver cuando recibas a Jesús en tu vida?  Querido hermano: En algún momento, Jesús te desconcertará. Esto, es garantía de fe. La piedra de tropiezo frente a ti, son  los criterios propios. Jesús te necesita dispuesto a pasar sobre ellos como lo hizo Juan el Bautista. Él, pese a todo, confió y creyó. A veces esta piedra está oculta y no la vemos.  Otras veces la negamos para no confrontar con ella o directamente no queremos pasar sobre ella. En todos los casos , no avanzamos. Es necesario estar abierto y dócil para reconocer a Jesús que pasa por  tu vida de manera desconcertante y pidiéndote cosas impensadas. Podrá ser dejar afectos que te hacen mal, un trabajo o posición económica, el lugar donde vives, una certeza...En el camino hacia Dios, no esperes una vida acomodada, sino más bien, una carrera. Él quiere comunicarnos su Espíritu, el mismo Espíritu que le hablaba a los grandes profetas y los conducía a través de la historia. Él quiere darse a conocer a través nuestro y confirmar a los corazones humildes que el Reino de Dios, ya está entre nosotros. 

Juan fue el más grande por ser quien preparó el camino de Jesús. Sin embargo, esto es poco comparado con lo que le espera a los que están dispuestos a anunciar  ya no lo que vendrá, si no un presente rescatado por la obra salvadora de Cristo Jesús. Abandónate en Él. Dios te bendice. MJRP - Ministerio Católico Jesús Rey de la Paz