Domingo 23 de febrero- Evangelio según San Mateo 5,38-48.
Jesús, dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
REFLEXIÓN
Estas palabras de Jesús nos dan una clave para combatir el mal. Con frecuencia creemos engañosamente que al devolver el mal recibido, logramos una ventaja o resarcimiento sobre un enemigo, pero la realidad es que con esta actitud, contribuimos a la suma de males y a semejanza de una bola de nieve que rueda montaña abajo, la situación es cada vez más compleja y con consecuencias cada vez mayores. Esto es simplemente porque le hemos abierto la puerta al maligno, que interviene de manera sobrenatural en quienes están disponibles. Jesús nos enseña el camino perfecto, invitándonos a convertirnos en canales del bien sobrenatural, que es la Justicia Divina. Para ello, es necesario creer que el mal ya fue vencido por Cristo y comprender que los cristianos podemos y debemos ver más allá de las apariencias. No estamos atados a una túnica, o al dolor y la humillación de una bofetada, a las calumnias, a las trampas o cualquier clase de injusticia recibida. Nuestro Padre es Poderoso y cuando le permitimos actuar a Él en lugar de tomar la justicia en nuestras propias manos, los resultados son sorprendentes, profundos y duraderos. No significa permanecer pasivos. La propuesta de Jesús es un desafío que requiere de mucha acción de nuestra parte. Necesitamos orar, renunciar a nuestra propia visión de las cosas, dominar nuestras pasiones y discernir las estrategias que el Espíritu Santo nos indica. Con esta disposición abierta al obrar de Dios, serás en ocasiones un actor decisivo en cambios fundamentales para tu comunidad o para la sociedad en general. Ya no de una manera limitada y humana, si no de un modo sobrenatural y trascendente. Es un camino para espíritus valientes, es el llamado que Jesús te hace para conquistar el espacio de libertad que Él te tiene reservado. Es el signo y anticipo de la vida nueva que nos espera. Sé valiente. Dios te bendice. MJRP-
Ministerio Católico Jesús Rey de la Paz